El encuentro, en el qué tomaron parte entidades de Cataluña y del resto del Estado, sirvió para plantear los principales retos del sector con una prioridad clara: universalitzar el acceso a la educación en el ocio.
Los participantes destacaron el papel clave que las entidades educativas juegan, desde fuera de la escuela, en el camino hacia la igualdad de niños y jóvenes. “El ocio educativo tiene una gran importancia para la cohesión social y fomenta la participación activa, el espíritu crítico y el voluntariado”, remarcó la vicepresidenta del gobierno y consejera de Benestar Social y Familia, Neus Munté, en la inauguración del congreso. El reto es ahora extender el “derecho al ocio educativo”, tal como recoge el manifiesto del simposio.
Los participantes en el congreso coincidieron en reivindicar la función de las entidades del ocio infantil y juvenil como escuela de valores. La doctora Txus Morata, profesora de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés de la Universitat Ramon Llull, destacó que la educación en el ocio “aporta maneras de comunicarse, de pensar, de aprender y de relacionarse, a través de la transmisión de valores” y “la cultura de la solidaridad crea ciudadanos participativos, críticos y comprometidos para el bien común”. Morata abogó para extender esta fórmula de éxito.